viernes, 25 de enero de 2008

30ª Historia Asesina - "La bestia"

Acá está, inspirado por tu culpa, ja...

"La bestia"

Me levanté tarde, a la madrugada creo, ni me fijé en la hora. Mis ojos cansados se cerraban con el sueño, pero tenía que ir al baño. Abrí la puerta, me lavé un poco la cara, para abrir los ojos y dejar de no mirar con los ojos abiertos. El agua resultó bastante útil en ese sentido pues sumado al calor pesado de ese día, vino bien.
Se me ocurrió, en una de esas mirar hacía el techo. Grande fue mi sorpresa a notar a esa bestia que estaba apoyada contra pared. Sus largas y asquerosas antenas me apuntaban. Sus ojos negros tenían nada más que maldad y sus varios pares de patas lucían amenazadoras y destructivas. Obviamente no pude evitar asustarme y lanzar un grito. Con mucho miedo, retrocedí hacía el estante que estaba detrás mío. Afortunadamente, siempre pongo mi arma ahí, para ese caso de situaciones. Obvio, cuando una va al baño, tiene que estar prevenida de todas las situaciones.
Así fue como me encontré esgrimiendo mi larga arma azul. La bestia se movió un poco más. Ya estaba desesperada, un centímetro más que se acercara, y no dudaría en atacar, para nada.
Apunte. La verdad es que no tenía demasiada experiencia en eso, pero el arma no era tan complicada de usar. Se quitaba un seguro y se apretaba un botón, nada más.
Y ahí me encontré disparándole. Apreté y no solté el botón, dejando correr una gran ráfaga que atacó a la oscura bestia. Ella se inmutó, se retorció un poco y cayó al suelo. No pude evitar gritar, pues en su agonía, sabía que intentaría atacarme para vengarse por lo que había hecho. Y lo hizo, lentamente vi como se acercaba con duro esfuerzo. No lo dude ni un segundo y volví a disparar.
El monstruo cerraba los ojos como ignorando mi ataque. Estaba empecinado en atacarme... y matarme quizá, mientras yo retrocedía. Enseguida detuvo mi retroceso la pared.
Otra vez ataqué, muy asustada. Y me había quedado ya sin proyectiles. Era mi fin.
Cuando se acercaba más y más, levantó una de sus patas. Pero sólo quedó en ese movimiento... La maldita bestia, al fin había muerto.
-¡Nena! ¿Qué hacés? ¿Qué es todo este olor a veneno?
-¡Es que había una cucaracha así de grande! ¡Mirála!
-¡Pero nena! Así vas a terminar vos muerta...
-Bueno, mamá... Era ella o yo...

lunes, 21 de enero de 2008

29ª Historia Asesina - Victima y victimario

Relato corto, como la presente descripción.

"Victima y victimario"

Temeroso, o temerario, miró el cilindro metálico que le miraba amenazante y frío, oscuro y macabro. No sabía bien qué hacer o qué decir. Su futuro asesino se balanceaba entre la duda y la seguridad de lo que estaba haciendo.
Como lo dice el saber popular, en ese momento, toda su vida pasó en un momento. Y al notar eso, su asesino se balanceó por la seguridad. La razón por la cual iba a asesinar a aquella persona, que desesperanzada y asustada, miraba con temor al tan mortal artilugio.
Otra salida no había, el sufrimiento era demasiado, la tristeza era devastadora, la desesperanza era una sentencia de muerte. Entonces, apuntó y disparó.
Y la vida de ambos se disolvió entre plomo y sangre
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Historias Asesinas para Matar el Tiempo by Félix Alejandro Lencinas is licensed under a Creative Commons Atribución-No Comercial 2.5 Argentina License.