lunes, 28 de mayo de 2007

11ª Historia Asesina - "Náufrago de los sueños"

Dedicado a alguien que… Bueno, espero que se dé cuenta que se lo dediqué.
“Náufrago de los sueños”
"Una noche soñé
que despertaba de un sueño y decía:
”ese sueño parecía tan real”.
Cuando por fin desperté a la realidad
ese sueño parecía tan real,
no es acaso la vida un sueño
pero de quién será,
el sueño
Alguien dijo una vez:
”puedes vivir para ver el amanecer.”
Quizás tenga razón.
Alguien dijo una vez:
”puedes vivir para ver el amanecer.”
Quizás tenga razón…
Puedes vivir para ver el amanecer…
Puedes vivir para ver el amanecer…
Puedes vivir para ver el amanecer…"
El sueño - Catupecu Machu

A la noche había soñado con esa gran marquesina que aún me distorsionaba la mente con aquella luz artificial. Y a la mañana siguiente sentí que quizá no fue un sueño.
El día brillaba radiante y con algo de frío. Y sin embargo no lo sentía realmente. Porque tenía en la mente ese anuncio gigante, que decía algo importante, pero que no pude leer. Porque había oído que en los sueños no se puede leer. Bah, en realidad no sé si creerlo, pero eso dicen. Quizá sea real, porque no recordaba que decía el anuncio. Pero era algo importante, estaba seguro. Era lo que estaba esperando, era algo que quería saber hace mucho. Pero era un sueño, y quizás nunca más lo podría repetir. ¿Iba a quedarme toda la vida con la duda de lo que decía? Claro que no. Desde chica siempre creí en los mensajes ocultos, en lo extraño y en la verdad de los sueños, que guardaban algo siempre que no queríamos decir.
Entonces intenté hacer memoria. Fuerte, muy fuerte cerré los ojos, creyendo inútilmente que eso ayudaría. Y sólo vi una ciudad oscura, de noche, de altos edificios, tan altos que apenas veía la luna. Pero sabía que en la punta del rascacielos más alto, estaba ese cartel. Que me decía algo que no podía comprender. Pero que tenía que saber. Pero ahora ya tenía seguir con mi vida. Las chicas me esperaban para tomar mate a la tarde. Quizá podría preguntarles a ellas el significado de este sueño.
Y fui, esperanzada, a ver qué sucedía. Pero las chicas estaban en otra cosa. Primero me tomaron como loca, y que era algo a lo que no debía darle importancia. Que mejor me interesara en otras cosas.
Eso me enojó un poco, porque son mis amigas, pero a veces pueden ser tan superficiales. Luego de reírse de mí, empezaron a hablar de chicos. No me interesaba ahora, quería saber que decía ese cartel.
Entonces, me fui, las dejé a ellas con sus cosas. Parecía que el sentido de mi vida eran esas palabras. Pero tenía miedo de decepcionarme y que sea sólo un simple aviso de gaseosa o algo así. Toda mi vida, cuando creí en algo, resultaba que no era lo que creían los demás. Y quedaba como la rara, la que era tonta por no ser como los demás. Pero a mí me gustaba no seguir los cánones de los demás y ser distinta.
Esa noche rogué por volver a ciudad con esa calle y con esa marquesina gigante. Y mi deseo se hizo realidad. Pero estaba en las afueras de la ciudad, en un campo desde el cual la veía. Y el aviso se veía, brillante a lo lejos. Pero mi estúpida miopía no me dejaba ver con claridad. Entonces no me quedó otra que acercarme. A pie, porque no había nada. Me pareció haber caminado como una eternidad, porque sentía que no llegaba más. Y habré tardado tanto, que escuché una voz que me hablaba. Mi mamá, que me despertaba para ir a cumplir mis obligaciones diarias.
¡No podía tener tanta mala suerte! No podía ser así… ¡Tenía que llegar, tenía que saber! Pero perdí otra vez la oportunidad. El día me pareció largo, pues lo único que quería era irme a dormir para soñar otra vez. Y llegar de una vez definitiva a la cima y leer ese mensaje que cambiaría mi vida.
Cuando iba caminando por la calle para volver a casa, miraba hacía el cielo, con la esperanza de que ese anuncio quizá existiese en la vida real. Pero nada, era todo comercio y marketing. Sólo en los sueños existen anuncios con contenido no comercial.
Y el día se hacía tan largo y la noche no llegaba más. Entonces me senté en un sillón, resignada a que ya podía hacer nada, que, como habían dicho las chicas, era algo sin importancia. Quizás me estaba equivocando. Y sin querer, me dormí en el sillón.
Y cuando abrí los ojos, desperté en el sueño, en el mismo sillón en el cual estaba durmiendo, miré afuera por una ventana y vi desde muy arriba, la ciudad oscura llena de edificios. Pero no vi la marquesina. Eso significaba que estaba en el edificio de la marquesina, el más alto de aquella cuidad mística y etérea.
Y subí las escaleras hasta llegar a la terraza. Y ahora el cartel gigante me daba la espalda. Era sólo cuestión de rodearlo y mirarlo cara a cara. Y así lo hice, con muchas ganas. Y miré hacía él, grande e imponente. Creo que medía kilómetros y kilómetros de altura y anchura… Pero no decía nada. Estaba en blanco. Sus luces alumbraban la nada…
Y estaba deprimida. El cartel por el cual había soñado y anhelado tanto no decía nada de nada, no tenía nada escrito en sí, nada. Y muy furiosa, me embestí contra él y le di un puñetazo. Como era un sueño, no me dolió y hasta creo que lo abollé. Luego apoyé mis manos contra el mismo y puse mi cabeza, cerrando los ojos y creo que dejé escapar una lágrima.
Y abrí los ojos. Y vi una marca… Y unas comillas… Y vi ese mensaje, escrito, de puño y letra de alguien. Un mensaje que decía algo así como:

“Has llegado hasta aquí con mucho esfuerzo, a pesar de todo. A pesar de parecer esto una lucha sin sentido. Y no eres la única, muchos han muerto intentando luchas que parecen irrazonables. Pero no lo son… Porque has logrado llegar hasta aquí, sin importar lo que dicen los demás, haciendo lo que tú quieres y haciéndole caso a tu corazón. Tu respuesta es esta, haber llegado hasta aquí, para leer este mensaje. Sigue siendo como eres, y luchando por lo que amas. Así será todo mucho mejor. Nunca te rindas y lucha por tus sueños”

Sonriente, miré el horizonte desde este edificio altísimo. Y de repente, el cielo de oscuro pasó a celeste y radiante. Y de repente me caí de la punta… Y caí en la realidad. Y me sentí tan feliz, que escribí en un cuaderno “A la noche había soñado…”. Y puse toda mi historia en esas hojas, pero no me quería quedar con ese mensaje para mí sola. Entonces lo puse en una botella, como un náufrago moderno en este mundo moderno. Náufrago de las cosas buenas y de los valores de la vida. Náufrago de la lucha por lo sueños. Quizás no haya un mar con agua para tirar esta botella, pero sí un mar de gente donde alguien rescatará este mensaje y le salvará la vida. O al menos, esa es la esperanza de un náufrago: que escuchen su mensaje.

4 ya han matado el tiempo:

Anónimo dijo...

chep..
lindo
me gusto mucho..los voy a ir guardando si no te jode, para regalarselos a alguien.
Aguante Catupecu!!!!!!!!

Félix dijo...

Joder, no me jode, siempre y cuando digas que los escribí yo... Y me digás a quién se los vas a regalar...

Anónimo dijo...

Se actualizó!Me encantó,mucha intriga.Por que es una protagonista mujer?Tendrá que ver con la dedicatoria?No se...
Seguí así!(No escribo más porque Terra no me deja,jeje).Un abrazo.TPT

Félix dijo...

Mmm... Si, tiene que ver con la dedicatoria, aunque en realidad con el transcurso de la historia, se desvirtuó un poco la dedicatoria, pero sigue siendo para esa persona.

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