domingo, 10 de junio de 2007

13ª Historia Asesina - "Yo"

Antes de empezar, quisiera pedir ayuda a todos los lectores de este blog... ¿Qué viene después de doceavo? ¿Treceavo o decimotercero? Problemas con los números ordinales....

En fin, esta historia está basada en un hecho real.

"Yo"

Esa mañana me levanté como todas las otras. Todo era normal: mi mamá, mis dos hermanitos y yo.
Desayuné lo de siempre con mis hermanitos. Los tres tenemos la misma edad, somos trillizos. Luego de comer, me fui a jugar con ellos un rato. Después llegaron los chicos y fuimos a jugar con ellos. A veces juegan con nosotros y a veces sólo nos dicen, “salí de acá, che”. Lo comprendo, a veces están muy ocupados.
Después, al mediodía, comimos con mamá. Ella es muy buena con nosotros, nos cuida mucho y nos quiere. Me gusta ir con ella y tirarme en el sillón y dormir con el calor que me brinda ella y mis dos hermanos. Me siento muy cómodo.
Pero nada es para siempre, dice la gente a veces. Ese día no iba a terminar como todos los otros. Uno de los tres chicos llegó con una chica que se acercó a mí esa tarde cuando dormía con mamá y mis dos hermanos. Se sentó junto a nosotros y nos miró fijamente con ternura, cosa que me gustó, porque la chica me pareció linda. Dijo que yo tenía unos ojos muy hermosos.
Mi mamá sólo miraba a los chicos y no decía nada. Por eso es que no me asuste ni me percaté de lo que iba a suceder.
Ésta chica me empezó a dar nombres de todo tipo. En un momento llegué a tener más nombres que aquel prócer que se recuerda el día el 20 de junio. No sé porqué, pero luego sí tenía un mal presentimiento.
Después de un rato de estar ahí conmigo, la chica se fue con el chico a una habitación y se quedaron allí durante un buen rato. Mi curiosidad me levantó y fui a la pieza donde estaban ambos. El chico estaba sentado en una silla y la chica en la cama de la habitación, y ambos charlaban. Pensé que iba sobrar ahí, pero no. Ambos me recibieron con los brazos abiertos. La chica me alzó y me puso en sus brazos, sensación que fue agradable. Luego me cansé de estar ahí y me fui a jugar con mis hermanos.
Estuvimos correteando un buen rato y me divertí mucho. Nunca había imaginado que iba a ser la última vez que los iba a ver a ellos y a mamá, quien luego nos llamó a dormir la siesta.
Los chicos salieron de la habitación unas horas después y se acercaron a donde estábamos. La chica me alzó y me envolvió con una toalla. Yo estaba soñoliento, así que no di mucha importancia a lo que paso después.
Luego me di cuenta que ya no estaba en mí casa. De la manera en que estaba envuelto, sólo podía ver el cielo semi-azul de la tarde. Ya no estaba en mi casa, eso era seguro. “¿Y mi mamá y mis hermanos? ¿Dónde están? ¡Quiero ir con ellos!”, empecé a gritar. Pero nada pasaba.
Lo que pasó después fue una de las cosas que más me estremeció en mi vida. Me metieron en un bolso. Luego, por lo que pude oír, entramos a un lugar que hacía mucho, pero mucho ruido. Y creo, se movía, ese lugar donde estaban sentados los chicos, se movía. Como pude, asomé la cabeza y vi una rápida sucesión de árboles, casas, postes, entre otras cosas, por una de las ventanillas.
Yo seguía gritando y los chicos me decían: “calláte que ya llegamos”.
¿Pero adónde íbamos a llegar? No lo podía imaginar. Por lo menos en ese momento de angustia y miedo.
Noté después que ya no estábamos en el lugar donde había mucho ruido. Los chicos me dejaron asomar la cabeza y miré el exterior. Realmente estaba perdido. De lo único que estaba seguro es que estaba muy lejos de mamá y mis hermanos, así que empecé a gritar de nuevo: “¡Quiero ir con mi mamá! ¡Por favor, ayúdenme! ¡Déjenme ir con ellos!”, pero a pesar del montón de gente que había nadie me hacía caso, a pesar de que mis gritos eran perfectamente audibles.
Estaba resignado. Ya nada tenía sentido para mí. ¿Para qué seguir gritando, si nadie te hace caso?
Cuando todas estas dudas aparecieron, llegamos a una casa grande, muy grande, que no se parecía en nada a la anterior. Entramos y vi a otra chica muy parecida a la que estaba con el chico. Cosa lógica, porque era su hermana.
Por fin el chico, que me llevaba en el bolso todavía, me dejó salir. El entorno era diferente, pero igual de hogareño que el otro en el que vivía con mamá. Cuando me dejaron, vi en una silla sentada a una señora vieja, muy vieja. Mi padre era la persona más adulta que había visto en mi vida, así que me sorprendí cuando vi a la señora. Su cabello no era como el mío, era gris, blanco, negro y amarillo. ¡Era rarísimo! Recuerdo que mi madre, mis hermanos, yo e incluso mi padre, éramos todos blancos, marrones y con ojos celestes. Pero ésta señora era distinta. Y al ser yo distinto, creo que no le agradé. Me trató mal y creo que me quiso lastimar. Por eso, la hermana de la chica regañó a la señora.
Recorrí el lugar. Tenía miedo, pero tenía la esperanza de tal vez encontrar a alguien como yo. Pero nada. No había nada para mí excepto un plato de comida, agua y baño.
El chico se fue y a veces vuelve. Al principio tenía la esperanza de que un día fuera a llegar y que me iba a llevar de vuelta a mi hogar con mamá y mis hermanos, pero no. También llegué a pensar que él traería a mi mamá y mis hermanos de vuelta. Pero tampoco. Como ya dije, nunca más los volví a ver.
A pesar de todo, donde vivo ahora es un lugar bastante agradable donde me quieren mucho. Me pusieron de nombre “Fito”. Yo me refiero a mi mismo como, justamente, “yo”, no me gustan los nombres, pero bueno. La chica y su hermana son muy divertidas y su madre me cuida mucho.
Pero cuando estoy solo, me acuerdo de mamá y mis hermanos. Los extraño mucho. Muchísimo. A veces lloró, pues ni siquiera tuve tiempo de despedirme. Quisiera verlos alguna vez de vuelta, pero la realidad es que tal vez nunca más los vea hasta el fin de mis días.
La señora ya no me trata tan mal como al principio, pero no le sigo agradando. Escuché que me trataba mal porque soy de otra raza llamada siamés (nombre que me parece absurdo, porque soy de Argentina, no de Siam) y la señora no es de la misma raza que yo.
No le agrado… ¡Y simplemente porque soy de una raza de gato diferente a la de ella! No entiendo ni a ella, ni a los humanos, y creo que nunca lo voy a hacer…

Dedicada a Fito, el gatito hijo de Luna, (nuestra querida gata), quien se fue el año pasado a vivir con mi amiga Sabrina. También va dedicado para ella.

4 ya han matado el tiempo:

Anónimo dijo...

Hermoso niño, me encanto.
Bs.

Anónimo dijo...

Muy bueno!
Saludos.STELLA.

Félix dijo...

*Vanys: Bueno que le haya gustado...

*Stella: También contento de lo mismo...

¡¡¡Pero nadie supo aclarar mi duda!!!

Ellioth dijo...

Decimotercero chao

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Historias Asesinas para Matar el Tiempo by Félix Alejandro Lencinas is licensed under a Creative Commons Atribución-No Comercial 2.5 Argentina License.