Gracias a algo que confirmé hoy, pude terminar este cuento que tenía empezado hace rato.
"De agua y pulpa"
Las frutas se habían congregado en un congreso especial, por el problema que más les preocupaba: el avance de los jugos con saborizantes artificiales concentrados, en los cuales las frutas ya no participaban.
La gran Sandía gritaba a lo loco, imponiendo su gran volumen e intimidando al resto.
Sin embargo, el ananá no se dejaba intimidar y daba su ríspida opinión.
-¡Tenemos que acabar con este problema! ¡Pero las semilllosas como tú, sandia, no ayudan en nada! -gritaba agitada.
Las frutillas, chiquitas, pero númerosas, también daban sus grititos cual miles de insectos que se ponen cerca de las flores que empiezan a brotar en la primavera. Y presionaban también a los demás.
Las naranjas intentaban hacerse notar con su color. Las bananas con su altura. Las uvas se peleaban en multitud contra las frutillas. Los pomelos, amargados, no cedían a ninguna postura y decían que no había nada que hacer, más que resignarse, porque con eso y las frutas transgénicas, el panorama empeoraba.
Los duraznos, con su suave piel, pero duro carozo eran incisivos en sus opiniones.
-Tenemos que impedir que jueguen con nuestros genes. Estas discusiones no llevan a nada, nos parece.
-Ah, perdón hablo el señor coherencia -decía el ácido limón, que más agredía que opinar en algo útil...
Las mandarinas, divididas en sus gajos no lograban llegar a un quórum ni entre ellas mismas.
Los quinotos, por su parte, se golpeaban y se rompían entre ellos y otras frutas. Hasta que se la agarraron con el pomelo.
-¿Qué te pasa, amargado de mierda? -le gritaron.
Obviamente que, irascible como pocos, el pomelo respondió. Las frutillas saltaron a favor de los quinotos, y entonces el limón se puso del lado de su compañero cítrico y fue seguido por las mandarinas y las naranjas.
Las guindas entonces tomaron de abusivos a los cítricos y se unieron a las frutillas y los quinotos, ahora también acompañados por moras y mísperos.
Y se armó una gran ensalada de frutas.
Algunas, como la banana, se mantuvieron al margen. Temía ser aplastada. La manzana también se echó a un lado. Si se llegaba a rallar, sería para peor.
Y discutieron, y hasta se agredieron fisicamente algunas.
Entonces, llegó, algo tarde, la última fruta del congreso: el melón. De repente, todos se callaron y se le quedaron mirando. Era una fruta más chica que la sandía, pero sin embargo, era muy respetada por ser la más sabia (bueno y "savia" también) de todas. No por nada en algunos países, a la cabeza del humano se le dice "melón".
-¿No les da vergüenza? -dijo solemne e inmediatamente todos agacharon cabezas- Frutas maduras por Dios... ¿No se dan cuenta que se pelean por tonterías?
-¡Pero esos quinotos molestos fueron los que empezaron! -dijo muy molesto el pomelo.
-¡Eso no tiene nada que ver! Somos frutas, vinimos a discutir sobre un problema que nos concierne a todas.
-No se va a poder con tantas diferencias entre nosotros, señor -dijo la banana.
-No sé.
-¿Qué no sabe?
-No sé si somos tan distintas, amigas frutas.
-¿Por qué lo dice? -inquirió la banana.
-Piénselo un poco todos. ¿De qué estamos cubiertos todos?
-Cáscara -murmuraron entre todas.
-Exacto. ¿Y de dónde nacemos?
-Semillas -volvieron a murmurar todas.
-¿De qué estamos compuestas?
-Agua -murmuraron nuevamente a coro.
-¿Y qué tenemos?
-Pulpa -sentenciaron.
-¿Lo ven? ¡Ahí lo tienen! Todas estamos cubierta de distintas cáscaras, algunas más rugosas que otras, otras más finas o más gruesas. Nuestras semillas pueden ser pequeñas o grandes carozos. Pero todas tenemos agua corriendo dentro nuestro y pulpa. Todas estamos hechas de agua y pulpa. Nuestras diferencias serán por fuera, por nuestras cáscaras, semillas o tamaño. Pero todas tenemos agua y pulpa. Eso es lo que importa, eso es lo que tenemos que saber.
Avergonzadas de su actitud infantil, todas empezaron a pedir disculpas y comprendieron que las diferencias entre ellas no eran tan grandes. Y entonces comenzó final y oficialmente el II Congreso de Frutas para todos.
Al final... ¿no somos todos como frutas?
jueves, 29 de noviembre de 2007

Historias Asesinas para Matar el Tiempo by Félix Alejandro Lencinas is licensed under a Creative Commons Atribución-No Comercial 2.5 Argentina License.
5 ya han matado el tiempo:
aaaaah que imaginación la tuya!
Hago un mejor comentario mañana, cuando este menos borracho :P
Que linda historia... que bien seleccionadas las características o personalidades de cada fruta. Ahora las veo con otra mirada...
No es que me compré los anteojos por fin y ya no necesito morderlas para saber cual es cual...
Un abrazo! Y seamos más como las frutas...
Que bueno que está para hacer un paralelismo con el conflicto con Uruguay, no?
Buenisimoooo!!..me encanto...super imaginativo y moralistico.....seria genial para un cuento para niños para aprender a valorar las diferencias de los demas...no importan las pieles o cascaras...cuando la esencia es siempre la misma...lo que hay por dentro es lo que cuenta!!"!!
Te felicitooo!!!
Un beso..cuidate y pasa cuando gustes!!!
Fran: Hay que ver qué leíste vos en tu estado...
Seba: Dejá de mandar fruta... (je)
Amnesiac: No sé si sólo niños tendrían que aprender eso...
Mira vos, a mi siempre me dijeron que era terrible rompe guindas e hincha quinotos.
Muy original, Felix ;)
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