jueves, 14 de mayo de 2009

59ª Historia Asesina - “Negación”

Me negás, lo sé. Sé que me negás a cada minuto, a cada segundo. Me negás como Pedro negó a Jesús tres veces antes de que cantara el gallo una o dos veces, eso no importa. Lo que importa es que me negás, cuando dentro tuyo, en el fondo, ahí donde sólo vos y dos o tres personas han llegado; sabés que en realidad creés en mí todavía y me tenés presente.

Esa máscara de la negación es tu miedo, tu temor a estar enamorado nuevamente. Por eso negás la existencia del amor, repulsás cada hecho o elemento que te haga recordar que yo aún existo.

Me negás, a mí, a el amor, que tanta felicidad te di cuando estuve cerca tuyo. Y ahora, por un pequeño error que cometí. Por una falencia, me negás, me recluís, me dejas tirado en el fondo de los cajones, pero vos sabés que ahí estoy latiendo, como un corazón delator. Pretendés ignorarme, pero podés oír los latidos que acusan mi presencia dentro tuyo.

Es cierto, sé que ese error te hizo sufrir mucho y pido disculpas. Dame una segunda chance, como este sentimiento desquiciado, ciego y modesto que soy. Estoy seguro que te haré feliz de vuelta, que sonreirás de par en par, que encontrarás una boca que besar, un ojos en que perderte, un cuerpo para desahogar la pulsión de la carne. Puedo darte eso y más. Te haré sentir capaz de mover montañas, aunque tu cuerpo no pueda jamás hacerlo. Te haré más paciente, más tolerante, quizás un poco más idiota, es cierto, pero serás un poco más feliz.

Dejá de negarme y te juro que haré todo eso y más. Te haré sentir el ser más feliz del mundo, y aunque eso sea imposible, te lo vas a creer de todas formas.

Liberame de acá, de esta negación. Yo, el amor, te haré feliz. Sólo dame una segunda oportunidad. Mejor dicho, date una segunda oportunidad de amar. Te lo ruego, no te decepcionarás.

De todas formas, aunque no quieras liberarme, verás que algún día yo sólo romperé las cadenas. En el momento en el que menos lo esperes, no habrán candados que puedan pararme y cuando te des cuenta, será demasiado tarde. Yo sólo te advierto, tené cuidado.

Simplemente, quiero hacerte las cosas, un poco más fácil. Nada más.

Ahora, queda el resto en vos. Fijate.

1 ya han matado el tiempo:

Azu dijo...

¡qué hermoso texto!
Es cierto, cuantas veces lo negamos, siendo que es parte de nosotros, es la esencia de nuestro alma, es la sangre que corre por nuestras venas, los latidos que impulsan a nuestros corazones. Y sin embargo, lo negamos... ¡qué raros que somos a veces! ¿no?

Siempre me dije que tengo que pasar por acá mas seguido, porque realmente vale la pena.

Saludos!

Publicar un comentario

Creative Commons License
Historias Asesinas para Matar el Tiempo by Félix Alejandro Lencinas is licensed under a Creative Commons Atribución-No Comercial 2.5 Argentina License.