domingo, 9 de marzo de 2008

35ª Historia Asesina - "La última noche de la luna"

Siempre me pregunto ¿qué pasaría si...? Y esto es lo que salió de esta pregunta...

"La última noche de la luna"

"Mirando ese brillo que tenés,
lo blanco de tus ojos que es lo único que te queda de verdad
Tus manos que no las tienes, no para mí
y tu boca que yace como piedra dura, fría e inmóvil.
No me muestras los dientes pues tampoco me sonríes.
Y yo que muero por estar con vos...
Y vos que, frialdad y crueldad mediante, te mantienes lejos de mi...
Me inspirás a tantas cosas y cuando te miro también lloro.
Y cuando llueve y no te puedo ver no me queda otra que esperarte asomada a mi ventana.
Y a veces con amistades, otras con la soledad. Siempre me provocás cosas tan extrañas...
Vos y yo, absortos uno en el otro, intentando descifrarnos...
Yo sin entender ya nada y vos inerte en tu lugar.

¿Cómo puede ser, querida luna, que no te canses de inspirarme?"

Daniela Gutiérrez (extraído del blog "CAPITAL")

Fue la noticia del momento. Y todavía me acuerdo del momento en el cual la escuché por primera vez. Y él momento después del hecho.
Estaba yo sentado en el sillón, devorándome una torta frita que mi madre había cocinado muy felizmente ese día nublado. Había vuelto de mis clases de inglés, y estaba viendo por la televisión a la novela de la tarde, con la que me había enganchado por la culpa de mis hermanas.
"Flash informativo", anunció en el momento de los comerciales con desesperación la televisión. "Uf... ¿Y ahora qué pasó?".

"En un informe de último momento, la agencia Espacial NASA acaba de anunciar que un asteroide de 29 metros de ancho se acerca hacia la Tierra. Astronomos de dicha entidad descubrieron que se acerca a una velocidad de 28 kilometros por segundo. Sin embargo, según las estimaciones, el cuerpo no tendría contacto con la Tierra, sino que con la Luna. 'Por la magnitud del cuerpo, es muy probable que la luna se destruya', dijeron las autoridades'".

"O sea", pensé, "no va a haber más luna". No lo podía creer.
-¡Ma, mirá! -gritó mi hermana.
-¿Qué pasó? -dijo ella saliendo de la cocina.
-¡Se va a destruir la luna!
-No, dicen que es probable -dije-. Es como cuando decían que un asteroide iba a chocar con la Tierra y que sé yo...
-Pero mirá si es verdad -dijo mi hermana-. O sea que no va a haber más luna... Ni luna llena, ni nada de eso.
-No va a haber más hombres lobos -dijo bromeando mi mamá.
Me reí, y miré a mi hermana preocupada por el fenomeno por venir.
-Tranquila, nena, no va a pasar nada.
-¿Seguro?
-Sí, seguro.
Esa misma noche, me acerqué a mi ventana y quise ver la luna. Pero no podía, porque las nubes la tapaban.
-¿Sin luna puede pasar algo malo? -dijo mi hermana que entraba por la puerta.
-Mmmm... Quizás haya trastornos con la marea... Quizás la marea esté más alta porque influye en eso... Bah, algo así, no sé, no la tengo muy clara tampoco.
-¿Y los marcianos que viven en la luna dónde van a ir?
-Ja, ja, ja... No tonta, no hay marcianos en la luna.
-¿No?
-No. Y capaz que se fueron para otro lado ya.
-Aja...
-No tengas miedo, no va a pasar nada, nena. Andá a dormir.
-Pero a mi me gusta la luna. Es linda, plateada, hermosa. Me gusta verla a la noche mucho tiempo, es como una amiga que está allá, lejos muy lejos. A veces hablo con la luna.
-Entiendo.
-Yo no quiero que se destruya.
-Bueno, tranquila. Capaz que los científicos esos se equivocaron. Por ahí no la destruyen y le hacen un crater nomás. Andá a dormir -dije, echandola de mi pieza.
Era raro. Seguía escéptico a que algo así pudiera suceder, pero me preocupaba un mundo sin luna. Recordaba yo también muchos días mirándola. Hasta algún que otro poema que había escrito en su honor, que tenía guardado por ahí.
Y lo peor es que ese dia no la veía.
A la mañana siguiente fui a la casa de mi amiga, Patricia, pero le decíamos "Pato". Me había invitado a desayunar. Y sucedió lo que esperaba: otra persona más preocupada por el destino de la luna.
-Es que, ¿entendés lo que significa? -me explicaba- Es como que, como que no hubiera sol... Bah, no como eso... Pero la luna es algo importante... Es, es como...
-Calmáte, estás como mi hermanita ya... ¿Me vas a decir que vos también hablabas con la luna?
-Claro. ¿Nunca lo hiciste?
-Eh... No. O sea, ¿querés que hable con algo que no me va a responder?
-¿Y? ¿Qué tiene? ¿Por qué alguien te tiene que responder? La luna te escucha. Eso es lo importante.
Esa mañana, los noticieros anunciaron el día y la hora del impacto del asteroide: 7 de enero a las 1:00, o sea mañana a la madrugada. Parecía que era cierto nomás.
-Ay, Dios... -suspiró mi amiga.
-Bueno, che... Tampoco es para tanto...
-Ah, ¿no? Lucila está re preocupada por esto. Es más, va a venir para acá a ver juntas la última noche de la luna.
-En... ¿serio?
-Sí.
Lucila era mi más bella debilidad. Era la mejor amiga de Pato, y siempre me gustó. Pero ella estaba confundida y no sabía si me quería a mí o a otro chico.
-¿Vas a venir a ver la luna con nosotros? -dijo ella con complicidad.
-Eh... No sé.
-Dale, vení. Está re sensible por eso, podés aprovecharlo... Decíle que vos también estás consternado porque no va a haber más luna -me decía guinándome un ojo-. La comprás con eso, seguro.
-Bueno, está bien.
Y toda la tarde estuve pensando en eso. Pero no sólo en ella, sino también en la luna. Pucha madre, era raro. Muy raro...
-¿Qué pasa hijo?
-No, nada. Ah, a la noche voy a la casa de Pato.
-¿Para qué? Ah, ya sé, a ver a la luna. ¿Vos también la vas a extrañar?
-Eh... Sí...
-Yo también. A mi me gustaba hablar con ella.
-¡Bueh! ¡Parece que es una gran confidente de todo el mundo, che!
-Y sí. La luna siempre está ahí para escucharte. Las personas no siempre.
-Sí, supongo.
-Es una gran pérdida, pero nada es para siempre -dijo sonriendo y se fue.
A la noche fui para lo de Pato. Obviamente que estaba en la vereda mirando al cielo.
-Hola, nene.
-Hola.
-Tu chica está allá adentro, fue al baño.
-Ah.
Me quedé mirando un poco el cielo con ella. Después la miré y le pregunté:
-Che, Pato, ¿qué cosas le contabas a la luna?
-Le contaba de todo, todo lo que me pasaba, todo lo que sentía cuando estaba triste. Bueno cuando estoy contenta también le cuento cosas, muchas. ¿Nunca probaste?
-No...
-Probá entonces. Vas a ver que ella te escucha...
-Sabés que no creo en esas cosas.
-¡Probá y no seas cabeza dura!
-OK, OK...
Pato se levantó y se fue. Yo miré la luna... Y lo que pronto no iba a estar más. Me acuerdo que de chico, cuando viajaba en auto y en colectivo, miraba por la ventanilla y la veía, y parecía que te seguía. Y me acuerdo que una vez en el campo, fuera de toda luz artificial, vi que era la única luz y era muy lindo.
-Luna... -balbuceé con vergüenza- Bueno, qué sé yo. Me dijeron que era bueno hablarte, que te servía, que era lindo... No sé, la verdad es que soy muy escéptico en esas cosas que son medías supersticiosas... La verdad es una lástima perderte... En serio, porque, o sea, estás ahí siempre, estás como algo bueno... Qué sé yo... Das luz... Bueno, inspiraste a muchas personas y bueno... Qué sé yo. La verdad ahora es que me da un poco de lastima... Y muchos acá, más que yo te van a extrañar... Como Pato y como Lucila. Me dijo Pato que Lucila está mal... Y bueno, pobre. Sos una gran confidente, y te voy a contar un secreto: Lucila es la persona que más quiero en el mundo, ¿sabés? Es muy linda, y me da ternura que se ponga sensible por todo esto. O sea, es una persona profunda y muestra muchas cosas lindas en ella. Por eso es que me gusta tanto, aunque ella no me dé tanta pelota... Pero bueno, no importa. Pero a veces me gustaría ser tan importante para ella como por lo visto lo sos vos, ¿entendés?
-¿Alejandro? ¿Eso que decís es cierto? -escuché alguien que habló a espaldas mío.
Avergonzado me di vuelta y la vi: era Lucila.
-Lucila... Yo... yo...
Ella sonrió:
-Me dijo Pato que estabas hablando con la luna y quise ver... Me parece tierno en vos eso, no sabía que también hablabas con la luna...
-Bueno, yo...
-¿Pensás eso de mí?
-Eh... Sí, sí...
-Sos un tierno, en serio -y me besó.
Se sentó junto a mí. Y el reloj marcó las 1:02, y entonces vimos con un poco de miedo e impresión como en un destello y una especie de implosión que hizo que la noche se haga día por unos segundos, vimos desaparecer al satelite terrestre. Lucila me abrazó y vimos juntos como se iba esa musa eterna del hombre.
Y por eso es que siempre que miro al cielo, que ahora parece vacío y triste, recuerdo el beso que me dio Lucila entre lágrimas, un momento después. También oí el llanto de Pato detrás de nosotros. Todos habían perdido algo muy importante. Y también recuerdo que nada volvió a ser igual desde entonces.

4 ya han matado el tiempo:

» Camila dijo...

Que historia, me encanto ..la verdad que nunca se me habia pasado por la mente contarle mis cosas a la luna, simplemente daba vueltas por mi pieza hablando sola, lloro y me consuelo sola,

Bueno, creo que no tiene nada de malo experimentar hablarle a la luna..

..Espero que estes muy bien, cuidate mucho :*

Lucía... dijo...

QUe lindo comer tortafrita en el invierno un dia de lluvia.
Hay mucho mas en tu historia, pero no voy a ahondar en mi melancolía en este comentario, ya lo hice leyendo tu muy bien escrita historia.

Saludos

Anónimo dijo...

esta es la histortia que me contabas mientras buscabamos la luna!
que linda que es me re gusto...bue sabes por que lo digo,la luna tambien es mi gran confidente y a veces me planteo que haria sin ella cuando estoy con todos y con nadie a la ves.

Fidelino dijo...

Muy buena historia...
Abrazo...

Publicar un comentario

Creative Commons License
Historias Asesinas para Matar el Tiempo by Félix Alejandro Lencinas is licensed under a Creative Commons Atribución-No Comercial 2.5 Argentina License.